Qantu, por Cristina Huarte
Instalación artística sonora. Piel de alpaca teñida con cochinilla. Impresión en papel de algodón. 180 x 120 cm
Qantu da nombre a la flor sagrada de los Incas. Puede encontrarse en cualquier lugar del Perú. Mi interés por esta flor establece una relación simbólica y personal ya que se resiste a perecer. Me identifico con esa qantu pre-ecológica que salvó la tierra y me sirvo de estas fábulas y leyendas para crear una mujer tumbada sobre un suelo rocoso, que sugiere el ímpetu de la flor que creó un país en símbolo ahora de pujanza pasiva en la meditación. Pero también de fauna abundante, de animales singulares, entre ellos el colibrí, que se alimenta precisamente libando el néctar de la flor qantu, la flor nacional del Perú.
El protagonista de la fábula fundacional que por su conducta reinventó el país después de sufrir una espantosa sequía. El mito de la catástrofe planetaria y el posterior renacimiento de sus miserias, se encargó de ampliarlo y sacralizarlo las sucesivas generaciones que vieron en la leyenda, el sentido de ellos mismos.
Resumo el relato: La tierra moría extenuada por la sequía. Solamente las flores qantu, que por su peculiaridad fotosintética retienen el agua, sobrevivían. Observando al colibrí que se alimentaba libando en su néctar, se convirtió en colibrí para subir al cielo y suplicarle al dios Sol que terminara la sequía Y el Sol, conmovido, le concedió su petición.
Así mismo, el culto a la flor de qantu es un modo de manifestación cultural para explicar a través de la contundencia del símbolo y el mito, una radical oposición a la perversa capacidad – la ilustre ignorancia- de los seres humanos que destruyen frívolamente el planeta. Qantu es, además una forma expresiva y determinante de resistencia resiliente, esperanzadora, una lucha imaginativa contra esa actitud muy humana que mirando a otro lado, destruye con prisa y sin pausa el espacio que habitamos, y que “esquilamos”, el que simplemente nos da de vivir, el que habitándole nos habita.
Podría pensarse, con atino, que esa masa híspida que cubre mi cuerpo tumbado en el suelo, a excepción de manos y ojos, es sangre. Pero el color de la sangre nunca adquiere ese matiz auroral tan sutil y extraordinario que obtienen los quechuas mediante la cocción del insecto llamado cochinilla, endémico en los Andes. Ancestralmente tratado y trabajado proporciona ese color tan, nunca mejor dicho, divino, que en quechua se llama “qamya puca”. Pero esta capa de alpaca es gestualmente ir más allá de lo sedante, reivindica de paso el frío justo y necesario que, si vuelve, volverá o creará vida en un altiplano enfermo: Los glaciares peruanos, los del mundo entero han quintuplicado (según altitud) su velocidad de deshielo: descienden, gritando de dolor, porque el calentamiento excesivo los derrite, tortura el hielo, que precipita peligrosamente el avance de la morrera hasta su desaparición. Nuestra desaparición, porque todos somos glaciar.
Esta acción contribuye a exorcizar mediante esta escenificación artística el amor absoluto y la identificación del ser humano con la naturaleza, porque proteger la tierra es protegerse a uno mismo. Mujer y alpaca, animales y hombres, respetuosamente hermanados. ¿No proclama esta obra intenciones ecológicas que corrigen el desinterés y, a veces, la crueldad de esa relación? Siendo, este color de la piel de la alpaca, el símbolo de esperanza: la esperanza de que todo lo que ha sido creado por la luz del sol debe interconectarse lo más respetuosamente posible.
La gruesa alpaca abriga mucho, pero abriga más la concordia rosa – telúrica, la grandiosa hermandad que salvaría todo.
El proyecto ha sido realizado en la residencia artística Kai, ubicada en el Valle Sagrado de los Incas (Cuzco, Perú) con el apoyo de Caja Rural Aragón y la Casa de la Mujer -Sala Juana Francés- (Zaragoza) Julio-Octubre 2019.
Profesionales que han colaborado en el proyecto:
Fotografía: Carlos Garavito H
Diseño de Sonido: Nelson Marquez
Tejedora: Norberta Auccacusi
Voz en Quechua: Alfredo Cusihuaman
Asistente: Elica Pusaclla
Diseño gráfico y edición: Beitebe
Qantu
Sound art installation. Alpaca fur dyed with cochinilla. Printed on cotton paper. 180 x 120 cm
Qantu is the name of the sacred flower of the Incas; it can be found throughout Peru. For me, this flower is symbolic in a personal sense because it is so reluctant to perish. I relate to the pre-ecological qantu that saved the earth. I drew upon these fables and legends to create a woman lying on rocky ground, evoking the power of the flower that became the symbol of a country and which is now a symbol of passive strength in meditation. And evoking the power of the abundant fauna, of the rare animals, such as the hummingbird, which feeds by releasing the nectar from the qantu, the national flower of Peru.
Qantu was the protagonist of the founding legend; as a result of its actions, it revived the country after it endured a horrendous drought. The legend of the planetary catastrophe and its subsequent rebirth from its miseries was spread and sanctified by generation after generation, who grasped meaning in their own existence through it.
Let me summarise the legend: the earth was dying, devastated by drought. Only the qantu flowers survived, thanks to their photosynthetic properties which enable them to retain water. Watching the hummingbird feeding on its nectar, the qantu transformed into a hummingbird and flew up into the sky and pleaded with the Sun God to end the drought. And the Sun God, touched by this request, granted it.
The myth of the qantu flower is therefore a form of cultural expression, explaining, through the power of symbolism and myth, a radical opposition to the perverse capacity —the illustrious ignorance— of human beings to frivolously destroy our planet. Moreover, qantu is an expressive and decisive representation of resilience and resistance, one of hope, an imaginative struggle against that very human attitude which, looking the other way, destroys, rapidly and relentlessly, the space we inhabit, and which we ‘sap’, the very space that simply gives us life, the one which dwells in us as we dwell in it.
You might think the hispid mass that covers my body, save for my hands and eyes, as I lie on the ground is blood. But blood never has such a subtle and extraordinary auroral hue, one that the Quechuas obtain by cooking an insect called cochinilla, which is indigenous to the Andes. When prepared and crafted traditionally, it produces this colour, which is so truly divine that in Quechua it is called qamya puca. But this layer of alpaca goes conceptually beyond being soothing, it also asserts the just and necessary cold that, if it returns, will return or create life on a sick plateau: the Peruvian glaciers, the ones whose melting speed the entire world has increased five-fold (depending on the altitude), which are descending, screaming in pain, because excessive warming melts them, torturing the ice, which dangerously precipitates the advance of the moraine until they disappear. Our disappearance, because we are all glaciers.
This action seeks to express in artistic representation the human being’s absolute love and identification with nature, because to protect the earth is to protect oneself. Woman and alpaca, animals and men, respectfully brought together. Does this piece not proclaim ecological intentions that correct the disinterest and, sometimes, the cruelty in that relationship? This being the colour of the alpaca's skin, it symbolises hope: a hope that all that has been created by the light of the sun must be interconnected as respectfully as possible.
The dense alpaca is very warm, but even warmer is the pink-telluric concord, the magnificent kinship that would save everything.
The project was carried out from July to October 2019 in the Kai Art Center residency, located in the Sacred Valley of the Incas (Cuzco, Peru), with the support of the Caja Rural Aragón and Juana Francés Hall - Casa de la Mujer – (Zaragoza city council).
The following professionals collaborated in the project:
Photography: Carlos Garavito H
Weaver: Norberta Aucaccusi
Voice in Quechua: Alfredo Qusihuamán
Sound Design: Nelson Marquéz
Assistant: Elica Pucsalla Huaylla.
Graphic design and video editing: Beitebe
Biografía
Cristina Huarte (Zaragoza, 1988) Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca en 2011.
Actualmente coordina y dirige el proyecto “Somos Arte” en la Fundación Cedes, entidad comprometida con las personas con discapacidad o autismo. Recientemente, expone su último proyecto “Qantu” en la sala Juana Francés - Casa de la Mujer (Julio-Agosto, Zaragoza 2020) - y es seleccionada en la convocatoria de Artistas visuales por el Museo Qoricancha (Cuzco, Perú. Agosto 2020).
Durante el año 2019 ha recibido el Premio Artes & Letras, otorgado por el Heraldo de Aragón (Diciembre). Dentro del contexto de su Trabajo en la Fundación Cedes, desarrolló el proyecto “Somos Arte” que fue expuesto en el IAACC, Museo Pablo Serrano (Octubre). Caja Rural Aragón le concedió una beca para realizar una residencia de artistas en el valle sagrado de los Incas, Residencia Kai (Cuzco, Perú. Julio-Octubre). Presentación del proyecto y coloquio sobre “Cultura y diversidad” en Caixa Forum, (Junio), con publicación editada donde se recoge la experiencia llevada a cabo desde 2016 hasta 2019 del proyecto Cedes INNOVA. En Febrero del mismo año debuta en la Feria ARCO con un fragmento de su obra “Snipets”.
Entre los años 2015 y 2018 obtiene una beca de producción artística por el Gobierno de Aragón para desarrollar su proyecto “Aún no estás sola” en el IAACC, Museo Pablo Serrano. El proceso de desarrollo le lleva a comprometerse, y a revisar la desconexión de nuestra esencia. “Es necesario aniquilarse, encender el fuego y reducir a cenizas todo aquello que sea necesario para preservar nuestra esencia”.
En 2014 fue becada durante tres meses por el programa de Artistas en Residencia de GlogauAir en Berlín. Con su traslado a Berlín comenzó un proyecto titulado “Sombras Breves”, donde trabaja una serie de cuestiones en torno al miedo y la herida. El proyecto se expone en el Palacio de Montemuzo (Zaragoza, 2015). Entre los años 2011 al 2013 empieza a gestar un proyecto llamado “El gesto interior” que se exhibe en la Sala Luzán, (Zaragoza, 2013).
Cristina ha sido Premiada y seleccionada en numerosos concursos: Premio de Pintura Ibercaja Joven - Selección-(Patio de la Infanta, Zaragoza 2019), Certamen de dibujo Gregorio Prieto. - Finalista - (Museo Gregorio Prieto Valdepeñas, ciudad Real 2015 y Centro Cultural Moncloa Madrid 2016). Premio Internacional de dibujo Ynglada- Guillot de la Fundación Privada Villa - Casas - Finalista -,(Spai VolArt Barcelona2014), Premio de dibujo Feria BEC ((Bilbao Exhibition Centre Barakaldo, 2011). Premio San marcos de dibujo. (Universidad de Salamanca 2011), Premio Galería Artis. (Salamanca 2008).
Biography
Cristina Huarte (Zaragoza, 1988) Degree in Fine Arts from the University of Salamanca, 2011.
Huarte currently coordinates and directs the Somos Arte (We are Art) Project at the Cedes Foundation, an organization that is committed to those with disabilities and autism. Likewise, she has recently exhibited her latest project “Qantu” in the Juana Francés Hall, Casa de la Mujer (Zaragoza July–August 2020) – and has been selected in the Call for Visual Artists by the Qoricancha Museum (Cuzco, Peru, August 2020).
In 2019, Huarte received the Premio Artes & Letras ("Arts and Letters Award") from the Heraldo de Aragón Newspaper (December). Within the context of her work at the Cedes Foundation, she developed the Somos Arte (We are Art) Project, which was exhibited at IAACC Pablo Serrano Museum (October). The Caja Rural Aragón financial institution bestowed her with a grant to undertake an art residency at the Sacred Valley of the Incas: Kai Residence (Cuzco, Peru. July-October). She presented a project and colloquium on “Culture and Diversity” at Caixa Forum (June) with a publication detailing the experience undertaken between 2016 and 2019 through the Cedes INNOVA Project. In February of the same year, she debuted at the ARCO Fair with a fragment of her piece entitled “Snippets”.
Between the years 2015 and 2018, Huarte received a grant for artistic production from the Government of Aragón to undertake her project entitled “Aún no estás sola” (You are Still Not Alone) at IAACC Pablo Serrano Museum. That creative process engaged her and brought her to contemplate the disconnect of our essence. “It is necessary to obliterate oneself; light the fire and reduce to ash everything necessary to preserve our essence.”
In 2014, Huarte received a three-month artist-in-residence grant at GlogauAir of Berlin. With her move to Berlin, she began a project entitled “Sombras Breves”(Fleeting Shadows), in which she contemplated a series of questions about fear and wounds. The project was put on display at Montemuzo Palace (Zaragoza, 2015). Between the years 2011 and 2013, she embarked upon a project entitled “El gesto interior” (The Inner Gesture), which was displayed at Luzán Hall (Zaragoza, 2013).
Cristina has received several awards prior to this: Ibercaja Joven Painting Prize, selected, (Infanta Courtyard Zaragoza, 2019); Gregorio Prieto Drawing Contest. Finalist (Gregorio Prieto Museum, Valdepeñas, Ciudad Real, 2015) and (Moncloa Cultural Centre Madrid, 2016). – Ynglada-Guillot International Drawing Prize from Fundació Vila Casas, Finalist (EspaiVolArt, Barcelona, 2014); BEC Fair Drawing Award (Bilbao Exhibition Centre, Barakaldo, 2011). San Marcos Drawing Award. (Salamanca University, 2011), Artis Gallery Award. (Salamanca 2008).