Arte Público, Comunidad Talamanca
“Me interesa reseñar un mural realizado desde el proyecto de Arte Público que coordino en la Universidad de Costa Rica (UCR), realizado en la Comunidad Talamanca a petición de la Asociación Comunitaria de Mujeres Indígenas de Talamanca ACOMUITA. Esta asociación representa un núcleo relevante para la comunidad, porque, a diferencia de las asociaciones masculinas inscritas en legalidad y que ejercen el poder político y religioso, asume enfrentarse a problemas invisibles para ellos: la sostenibilidad y autonomía de las mujeres y el bienestar de la juventud y niñez, sobre todo enfocada a combatir la taza alarmante de suicidio detectada en la población menor de edad. Como revela el estudio llevado a cabo desde la UCR por la Psicóloga Helga Arroyo y Damián Herrera (2018), esa alta tasa de suicidios, así como los riesgos de cometerlo son en gran medida producto de una identidad dividida entre la maquinaria de deseo capitalista global, los influjos cristianos neo-pentecostales que invaden estos territorios y la opresión al arraigo indígena. De esa manera, aquí la resistencia se ha formulado desde la cotidianidad, desde el diario vivir, pero también en la necesidad de la construcción de un pacto entre mujeres a espaldas de las conformaciones institucionales acaparadas por hombres. Estas mujeres, casi de la nada, han sido capaces de construir una fábrica de chocolates (Tsirushka, Mujeres de Chocolate)10 y han consolidado las redes necesarias para reclamar apoyo y solicitar atención desde distintas organizaciones, ONGs e instituciones públicas. Entre esas instituciones, la Universidad de Costa Rica se sumó al trabajo de atención psicoanalítica que aporta la Fundación Fundamentes11desde varios proyectos, entre ellos el de Arte Público.La solicitud directa de ACOMUITA a las Universidad de Costa Rica fue realizar un mural a raíz del asesinato de líder indígena Sergio Rojas a causa de la recuperación (facultadas legalmente) de tierras que había encabezado por años. Para ello, se realizó una metodología participativa con niños, niñas y personas jóvenes. Además, se organizaron otros espacios de diálogo con las mujeres de ACOMUITA, a partir de la cual surgió una primera propuesta de diseño que se centraba sobre la figura de Iriria, una niña que en la cosmovisión Bribri es la creadora del mundo y que, por supuesto, permitía reforzar el valor y los aportes de las mujeres en la comunidad. Además, en el sector de la derecha simbolizó la expulsión de las bananeras representadas por una inundación provocada por Sibu (dios de la cosmovisión Bribri) y en el sector de la izquierda del mural elementos propios de una manifestación política con sus mantas, reivindicaciones y proclamas. Sin embargo, a la hora de presentar el diseño, las mujeres de la asociación hicieron dos correcciones fundamentales: primero, que el Sikua (la persona blanca), en realidad no puede ver la totalidad de rostro de Iriria ni de la mujer indígena, ya que en su rostro guarda la totalidad del mundo natural, lo cual reafirma el pacto profundo de las mujeres con la tierra, con sus recursos y su sostenibilidad bajo la figura de Iriria, creadora protectora de lo natural. Y la segunda versó sobre el grupo de la izquierda, que en la primera propuesta era un grupo de personas protestando, pero nos corrigieron de inmediato: su resistencia no es la de las pancartas o de los momentos de indignación excepcionales; su resistencia es la vida cotidiana, el día a día en el cual yacen los actos más valientes de su pervivencia. A raíz de eso, se modificó el mural para evidenciar el trabajo ancestral y actual en comunión con el ambiente, entendido éste como una forma de resistencia”.
Fragmento del texto: “Otros Juramentos: Arte Público y pactos de disidencia”, Pablo Bonilla Elizondo
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